viernes, 3 de junio de 2011

Platónica batalla de cabeza y corazón.



Observo, miro, pienso, vuelvo a mirar, recapacito, y al final de todo esto solo llego a tener una cosa clara; 
yo no he nacido para esto.
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Llevo semanas (aunque yo diría que ya son meses) viviendo en una constante contradicción,  intentando no ser hipócrita conmigo mismo, intentando analizar todo y ser lo mas realista posible, pero hay momentos en los que el corazón grita tan fuerte que es imposible no escucharlo. Pide a gritos que haga lo que menos me conviene.

Pide vivir, pide respirar, pide volver a sentirse como se sentía antes, pero sintiéndolo mucho, le di unas libertades que jamas debí darle y al final acabo dañándose. Aun ni esta curado, pero el se cree valiente como para volver a salir ahí afuera. Esta vez no lo hará.

Soy alguien totalmente contrario a las derrotas, y creo que ya he tenido suficientes como para seguir intentándolo y ver como el resultado siempre es el mismo; miles y miles de ilusiones que acaban deteriorándose en un cubo de basura, donde los pañuelos que acumulan alguna que otra lagrima hacen de bolsa para reunirlas.

Él necesita tantísimo cariño, que mataría por entregarse ante cualquier muestra mínima de afecto que ve, pero no, debo tener cabeza y mirar las cosas con un poco de madurez. He tenido que aprender a mirar las cosas desde otro punto de vista al habitual, a tener que perderme cosas que quizás sean las que llevo buscando siempre, pero que por miedo al camino que tengo que recorrer para conseguirlas, renuncio a ellas sin piedad alguna, sin ni siquiera hacer un balance de las cosas buenas y malas que eso me proporcionaría.

Amar es sufrir, y yo soy bastante frágil como para vivir enamorado o vivir en pareja. He tomado la decisión de enamorarme, pero solo platónicamente. Vivir de ilusiones o caprichos que jamas intentas llevar a mas por la nula confianza que tienes en ellos, y que con el tiempo acaban siendo humo pasajero que pasaron por tu vida sin pena ni gloria. Quizás tenga delante de mi a mi media naranja pero sinceramente, y aunque mi corazón pide a gritos que siga esperándola, yo ya he optado por cerrarme.

Son decisiones difíciles, de esas que te cuesta la vida tomar y asumir que son las correctas, sin pensar que al mismo tiempo tu corazón se va rajando poco a poco al tomarlas. Ahora da igual, he decidido mirar la vida, mirar como cuando vuelvo a casa me suelo encontrar a alguna pareja despidiéndose entre algún que otro beso, o como mis amigos van encontrando con quien pasar sus días. Eso es algo que me gusta y a la vez me duele, me duele no poder estar igual que ellos, pero siendo sinceros, el chico que presume de ser todo un romántico y que defiende el amor a capa y espada, no ha nacido para vivir y compartir tal sentimiento con otra persona.

La vida es así de irónica.

PD: Ser alguien inclaudicable era algo que no entraba en mis planes de futuro.

3 comentarios:

Louis Allsaints dijo...

Más te vale borrar todo eso de tu cabeza y cambiar de actitud muchacho! A ver si estoy yo aquí esforzándome para nada!!

Olalla Ferga dijo...

Mítica batalla que algún día tenemos que combatir todos. Si te pido tan solo 4 minutos, te pasarías por mi blog a ver el videoclip de mi grupo? Y si te gusta puedes seguirme para ir viendo novedades nuestras como que vamos a sacar un disco en unas semanas. Somos de A Coruña, nos llamamos La Senda de Afra, espero que le des una oportunidad! Por cierto, te sigo!

Félix dijo...

El platonismo nunca es sano. Lo platónico sólo funciona en las novelas, pero ya ves cómo acabó el joven Werther o cómo se derrumbó Gustav von Aschenbach en Muerte en Venecia. Con los años el corazón se endurece (te lo puede asegurar una de las personas más románticas que he conocido, yo mismo), y aprende a crear sus propias callosidades (qué feo suena, pero es cierto), la forma en la que aprende a no sentir el dolor de roces y golpes. Pero el amor sigue siendo algo hermoso, cuando es una autopista de doble sentido, cuando fluye, cuando es inevitable y no hay tiempo de razonarlo... Una de las cosas que uno comprende es que el amor es amor, seguridad, plenitud y el sufrimiento es sólo sufrimiento. Cuado se ama se ama, cuando se sufre se sufre. Se puede sufrir por amor, pero principalmente se está sufriendo. El día en que se tenga conciencia de esos límites, se habrá dado un paso importante para esquivar desgastes y dolores.
No pierdas nunca la fe, pero no te agarres a las utopías. Es reconfortante, inspirador, vivir en la Posibilidad, pero no te cierres tú mismo el horizonte. Y sobre todo, deja que la vida te sorprenda.
Y paro aquí, que parezco un libro de autoayuda. Un saludo.